lunes, 5 de agosto de 2013

Si de carnes se trata.

Todos en nuestra vida tenemos  una lista de cosas por hacer, muchos incluirían en ella saltar en paracaídas, visitar la torre eiffel,  conocer a su banda favorita, etc; en mi caso como buen aficionado a la comida y especialmente a las carnes, tenia un sueño en particular ir a unos de los países donde provinieran las mejores carnes que son en mi criterio argentina y brasil, y sin dudarlo ir al restaurante de la región que tenga la reputación de los mejores asados o parrillas. Por cosas del destino y de otra de mis pasiones (fútbol) me escape de Venezuela por una semana a Buenos aires, argentina.

En mi mente claro estaba la emoción por conocer tan famosa ciudad, pero hubo algo que jamas salio de mi pensamiento, era comer en el mejor restaurantes en carnes de la capital Argentina.

Investigue a lo largo de un día, que casa gastronómica podría satisfacer más mi paladar; no quería equivocarme, pero al final del día mis opciones quedaron reducidas a 2.  estaba entre ''siga la vaca'' y ''la cabrera''; La primera ofrecía gran variedad de cortes y contaba con la dinámica de ser tenedor libre, para explicarme mejor es un ''todo lo que puedas comer''; por el contrario la segunda opción era algo mas conservador, un menú no excesivamente largo pero sustancioso, lo que me atrajo sobre este, es que tenia la gran cualidad de poder alardear de haber ganado 3 años consecutivos el premio a la mejor parrilla argentina. 

La decisión no estaba fácil,  para mi era un empate, no sabia que escoger, por eso para poder elegir, decidí escuchar las opiniones de los comensales que habían puestos sus opiniones en la internet y tanto como argentinos que me encontraba en la calle y  podia preguntarles su opinión personal. La forma de ver la carne de los argentinos es muy seria, para ellos no es un juego meterse con sus amados asados, así que al preguntarles cual preferían entre las 2, la mayoría me respondía con un tono de como si los estuviera insultando; ''ve a la cabrera ché, siga la vaca es solo para atragantarse de comida''  fue una de las reacciones mas cotidianas que pude palpar de la ciudad. Entonces, tome la decisión, preferí CALIDAD CANTIDAD. 

Al ser un restaurant con gran fama se me paso de alto por completo el hecho que se necesitaban reservaciones; en todo caso aquel día nos fuimos del hotel inocentemente, agarramos el metro y nos bajamos en la parada de plaza italia y de allí caminar hasta llegar a palermo, los que conocen estas calles sabrán que no queda a la vuelta de la esquina y que tuvimos que caminar un largo trecho, ademas que no sabiamos que nos tomaríamos con otro obstáculo...

Es curioso como la cultura y las costumbre cambian de país en país, en Venezuela resultaría completamente normal ir a comer en un restaurant a las 6 de la tarde y mas aun si es uno especialista en carnes, no querrás irte a dormir con la digestión aun jugando en tu estomago no?, resulta ser que los argentinos no piensas igual, el reloj dando punteadas a las 630 de la tarde cuando llegamos a la cabrera, y resulta ser que para nuestro asombro apenas estaban ordenando las mesas y no abrirían hasta las 730 y que eventualmente necesitábamos una reservación, en mi mente solo decía, ''tanto caminar para nada, me fuera atragantado en siga la vaca que quedaba mucho mas cerca que esto''; pero como dicen, no hay mal que por bien no venga, resulta ser que a partir de las 730 existía una happy hour, con el mismo menú pero con un 30% de descuento y lo mejor de todo, no se necesitaba reservación alguna, decidimos bajar unas calles y sentarnos en un pub y beber unas quilnes mientras se hacia la hora.

Cuando llego la hora, y entramos note que ya había cola de comensales esperando un chance para entrar, tantos argentinos como uno que otro gringo (señal de que el restaurant es famoso); lo primero que note al entrar era una decoración muy coloquial,  de hecho un poco sobrecargada de adornos en las paredes y de cortes de carnes que sultaba ser un lugar muy acogedor, te hacia salir del hecho que estabas en un restaurant  de muy alta clase.

Llego la hora de pedir y yo ni vi el menú, simplemente le dije al mesero (muy amigable, excelente servicio) que me trajera la especialidad de la casa, la cual era ojo de bife, que es el centro de lo que en argentina se le conoce como bife ancho, un corte extremadamente jugoso y tierno por las vetas de grasas que dibujan lineas entre los músculos, un poco cara y difícil de conseguir; no estaba muy de acuerdo porque no me quería embasurar mi paladar pero el mesero nos recomendó una entrada que consistía en unas papas gratinadas con cebollas caramelizadas, no nos resistimos y las pedimos acompañadas de unas heineken bien frias.



No tardo mucho a que saliera nuestro pedido, el ojo de bife venia en una presentación en tabla postrado en un mini rectángulo de parrilla para conservar su calor y con 3 acompañantes, cuando lo tuve frente de mi no sabia si contemplarlo o pegarle el diente de una vez y comérmelo, decidí lo segundo, me impresiono lo perfectamente cocinado que estaba, rosado, nada seco, hermosamente jugoso y con un exterior firme y crocante, muy muy muy bien sellado y ni hablarles cuando lo metí en mi boca, mis papilas gustativas estaban haciendo fiesta y mi hipofisis secretaba grandes cantidades de endorfinas por el placer que tenia en ese momento.

Cuando la velada termino, no pude estar mas satisfecho por mi decisión de haber preferido la calidad que me ofrecía la cabrera, y vaya que calidad! sin duda fue mi mejor experiencia con respecto a carnes que he tenido y no podía ser nada mas y nada menos que en uno de los centros gastronomicos de cortes vacunos del mundo, argentina.

 me preguntas si volvería? fue tan buena mi experiencia que diría que podría comer todos los días de mi vida allí....
Ojo de bife en su presentación


yo, mi hermano y mis primos (miren mi cara de felicidad)